Desde La Puerta Angosta:
Por lo cual no es de admirar que las mismas Sagradas Letras atestigüen con cuánto aborrecimiento la Divina Majestad ha perseguido este nefasto delito, castigándolo a veces con la pena de muerte, como recuerda San Agustín: "Porque ilícita e impúdicamente yace, aun con su legítima mujer, el que evita la concepción de la prole. Que es lo que hizo Onán, hijo de Judas, por lo cual Dios le quitó la vida" [Génesis 38, 8-10]
"martes 11 de octubre de 2011
Procrear... ¡Por gravísimo que sea!
Así son innumerables los santos que no temieron seguir el mandato de la Iglesia. Santa Catalina de Siena fue la hija número 24; él Papa San Pío X fue el segundo de 10 hijos pobres; y actualmente, hay ejemplos sobrados en Internet de familias con 9 u 11 hijos, todos sanos, nacidos por cesárea, por ejemplo.
S.S. Pio XI, Casti Connubbi, EX CATHEDRA:
"Sin embargo, ningún motivo, por gravísimo que sea, puede hacer que lo que va intrínsecamente contra la naturaleza sea honesto y conforme a la misma naturaleza; y estando destinado el acto conyugal, por su misma naturaleza, a la procreación de los hijos, los que en el ejercicio del mismo lo destituyen adrede de su naturaleza y virtud, obran contra la naturaleza y cometen una acción torpe e intrínsecamente deshonesta.
Por lo cual no es de admirar que las mismas Sagradas Letras atestigüen con cuánto aborrecimiento la Divina Majestad ha perseguido este nefasto delito, castigándolo a veces con la pena de muerte, como recuerda San Agustín: "Porque ilícita e impúdicamente yace, aun con su legítima mujer, el que evita la concepción de la prole. Que es lo que hizo Onán, hijo de Judas, por lo cual Dios le quitó la vida" [Génesis 38, 8-10]
Habiéndose, pues, algunos manifiestamente separado de la doctrina cristiana, enseñada desde el principio y transmitida en todo tiempo sin interrupción, y habiendo pretendido públicamente proclamar otra doctrina, la Iglesia católica, a quien el mismo Dios ha confiado la enseñanza y defensa de la integridad y honestidad de costumbres, colocada, en medio de esta ruina moral, para conservar inmune de tan ignominiosa mancha la castidad de la unión nupcial, en señal de su divina legación, eleva solemne su voz por Nuestros labios y una vez más promulga que cualquier uso del matrimonio, en el que maliciosamente quede el acto destituido de su propia y natural virtud procreativa, va contra la ley de Dios y contra la ley natural, y los que tal cometen, quedan marcados con la culpa de un pecado grave".
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Errores condenados por el Papa Inocencio XI, EX CATHEDRA:
"9. "El acto del matrimonio que se ejerce únicamente por placer, es totalmente libre de toda culpa y defecto venial" --PROPOSICIÓN CONDENADA"
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